Monseñor Julián Barrio presidió hoy, día 15 de octubre, fiesta de Santa Teresa de Jesús, la Santa Misa en la iglesia del convento de las Carmelitas de Compostela. “Santa Teresa”, dijo don Julián en su homilía, “es verdadera maestra de vida cristiana para los fieles de todos los tiempos. Ella propone las virtudes evangélicas como base de toda la vida cristiana y humana: en particular, el desapego de los bienes, y esto nos atañe a todos; el amor mutuo como elemento esencial de la vida comunitaria y social; la humildad como amor a la verdad; la determinación como fruto de la audacia cristiana; la esperanza teologal, que describe como sed de agua viva”.
Con la solemnidad propia de la fiesta de Santa Teresa de Jesús, el compostelano convento del Carmen acogió esta tarde la Eucaristía que presidió el arzobispo. Monseñor Barrio señaló que “en nuestra sociedad, a menudo carente de valores espirituales”, la santa de Ávila, “nos enseña a ser testigos incansables de Dios, de su presencia y de su acción; nos enseña a sentir realmente esta sed de Dios que existe en lo más hondo de nuestro corazón, este deseo de ver a Dios, de buscar a Dios, de estar en diálogo con él y de ser sus amigos”.
El arzobispo recordó la importancia de la santa reformadora del Carmelo, aludiendo a su proclamación como doctora de la Iglesia por parte de San Pablo VI, hace ya cincuenta años. “La figura de esta santa declarada Doctora de la Iglesia, la primera de las mujeres, hace cincuenta años por San Pablo VI”, recordaba don Julián, “nos ofrece un haz de luz en el momento actual que alienta nuestra esperanza cuando no nos faltan temores en la barca de Pedro. “La vemos ante nosotros como una mujer excepcional, como a una religiosa que, envuelta toda ella de humildad, de penitencia y de sencillez, irradia en torno a sí la llama de la vitalidad humana y de su dinámica espiritualidad; la vemos, además, como reformadora y fundadora de una histórica e insigne Orden religiosa, como escritora genial y fecunda, como maestra de vida espiritual, como contemplativa incomparable e incansable alma activa”, decía San Pablo VI”.
Monseñor Barrio recordó, igualmente, la plena fidelidad de la santa andariega a la Iglesia; comentó que su personalidad “cultivó las virtudes como el esfuerzo intenso por decir la verdad, guardar fidelidad, cumplir lo prometido, impregnar sus conversaciones familiares de alegría y humanidad” y que “se distinguía por su grandeza de ánimo, su afabilidad y su estima a cada persona”; y, por último, felicitó a “las MM Carmelitas”, al tiempo que agradeció a Dios “que nos haya dado a Santa Teresa como estímulo y modelo en nuestra peregrinación terrena”.