
En estos días de confinamiento, he preparado seis reflexiones en torno a esta crisis sanitaria y cada día aparecerá una de ellas.
El objetivo es tratar de ver «con la mirada de Dios» esta realidad…
Necesitamos silencio, pues solo desde la interioridad podemos dar sentido a esta situación que vivimos.
Ofrezco estas reflexiones deseando que juntos podamos «sintonizar» y sentirnos cerca.
Un saludo
Luis Otero
Ejercicio de humildad
Si pensamos en nosotros mismos y en la humanidad tenemos que concluir que somos muy importantes.
Cada uno de nosotros tenemos muchas cualidades y capacidades. Somos capaces de pensar, de amar, de tomar decisiones, de realizar grandes proyectos de presente y de futuro.
La humanidad es grande, fuerte, poderosa. Tiene grandes capacidades técnicas. Ha logrado grandes conquistas en multitud de campos. Todo esto puede llevarnos a una actitud de falsa soberbia. Nos creemos señores y dueños de nosotros mismos y del mundo. Sin embargo, la situación actual nos pone en evidencia una gran verdad: somos débiles y frágiles. Un simple virus imperceptible sacude toda la realidad. Todo cambia, todo se viene abajo, todos los proyectos se derrumban. Se experimenta la fragilidad, la debilidad, la incapacidad. Nos devuelve a lo que realmente somos: puras criaturas.
Necesidad de saber compaginar las dos grandes verdades: la grandeza y la humildad. Saber buscar dónde está la verdadera grandeza: hechura de Dios. Todo lo que somos y tenemos es don, es gracia. La verdadera sabiduría es reconocer lo que soy pero también saber por qué lo soy. Ni la soberbia grandeza, ni la falsa humildad. Soy grande sí, pero lo soy porque el Señor me ha hecho así. Bendito y alabado sea. Si el Señor nos ha dado todo: el cuerpo, la capacidad de amar, de pensar, de hacer, etc.
Démosle gracias, valorémonos mucho, sintámonos contentos con lo que somos, aceptémonos cómo somos.
Cuidemos todos esos dones: cuidemos la salud, amemos con pureza de mirada y de corazón, utilicemos nuestras capacidades para progresar y servir a los demás.
Toda mi vida es hechura de Dios. Él me lo dio. Él es mi dueño. A Él solo serviré.
Señor, mi vida está en tus manos.