Carta Pastoral para la Jornada Mundial de las Comunicaciones sociales 2019

Comunicación auténtica y contacto virtual

Un año más, la Iglesia celebra la Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales, que en esta ocasión ya alcanza su LIII edición. El lema escogido es “Somos miembros unos de otros” (Ef 4,25). De las comunidades en las redes sociales a la comunidad humana”, tal y como se recoge en el mensaje que el Papa hizo público en la fiesta de San Francisco de Sales, patrono de los periodistas y comunicadores. La carta del papa Francisco describe las luces y las sombras que internet y las llamadas redes sociales proyectan en nuestro tiempo.

El Papa manifiesta la preocupación por encontrar un sólido fundamento antropológico que permita la utilización de estos modernos recursos tecnológicos para superar el individualismo y llegar a constituir una auténtica comunidad humana. El mensaje es claro: “Desde que internet ha estado disponible, la Iglesia siempre ha intentado promover su uso al servicio del encuentro entre las personas y de la solidaridad entre todos”.

No es casualidad que la Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales se enmarque en la festividad de la Ascensión, momento histórico en que Cristo resucitado es glorificado a la derecha del Padre y los apóstoles asumen la misión de “comunicar” con palabras y obras la verdad de la “buena noticia”. La Iglesia siempre ha sido comunicadora y ha utilizado los instrumentos que cada época histórica ponía a su disposición para transmitir el mensaje de Cristo. Los evangelistas: Marcos, Mateo, Lucas y Juan, son comunicadores.

Hoy el nuevo paradigma comunicacional incluye también lo que los  expertos llaman “social network community”, es decir la comunidad de las redes sociales. “El ambiente mediático”, escribe el Papa, “es hoy tan omnipresente que resulta muy difícil distinguirlo de la esfera de la vida cotidiana. La red es un recurso de nuestro tiempo. Constituye una fuente de conocimientos y de relaciones hasta hace poco inimaginable”. No se nos ocultan las potencialidades de las redes sociales para comunicarnos instantáneamente o para recibir información en tiempo real de acontecimientos lejanos. Hemos aprendido a convivir con estos recursos y no es fácil prescindir de ellos en la vida diaria. Pero la utilización de estas nuevas tecnologías conlleva riesgos, algo que viene centrando la atención y la preocupación de muchos expertos y de muchos padres y madres atentos a las consecuencias que todo ello puede tener en la formación de sus hijos. Entre estos riesgos están el ciberacoso que sufren muchos menores, la presencia de falsedades y manipulaciones en internet o  las amenazas a la privacidad.

Parece evidente, argumenta el Papa, que “en el escenario actual, la social network community no es automáticamente sinónimo de comunidad. “Lo que debería ser una ventana abierta al mundo se convierte así en un escaparate en el que exhibir el propio narcisismo. La red constituye una ocasión para favorecer el encuentro con los demás, pero puede también potenciar nuestro autoaislamiento, como una telaraña que atrapa. Los jóvenes son los más expuestos a la ilusión de pensar que las redes sociales satisfacen completamente en el plano relacional; se llega así al peligroso fenómeno de los jóvenes que se convierten en “ermitaños sociales”.

Nuestro reto como cristianos es ser capaces de aportar nuestro granito de arena para que lo que valoramos realmente como red se transforme en comunidad. Y para ello el centro debe ser la persona. No debemos admitir que una relación que llamamos en términos coloquiales “virtual” sustituya a la “comunión” personal, al encuentro real, físico, presencial, de corazón a corazón. La comunicación personal es garantía de esa comunión que nos respeta como personas y que nos libera de ser meros instrumentos u objetos. Lo expresa el Papa claramente: “Esta capacidad de comprensión y de comunicación entre las personas humanas tiene su fundamento en la comunión de amor entre las Personas divinas. Dios no es soledad, sino comunión; es amor, y, por ello, comunicación, porque el amor siempre comunica, es más, se comunica a sí mismo para encontrar al otro”.

Resulta así clarificador leer como colofón en el mensaje papal para esta Jornada Mundial que “podemos pasar así del diagnóstico al tratamiento: abriendo el camino al diálogo, al encuentro, a la sonrisa, a la caricia… Esta es la red que queremos. Una red hecha no para atrapar, sino para liberar, para custodiar una comunión de personas libres. La Iglesia misma es una red tejida por la comunión eucarística, en la que la unión no se funda sobre los “like” sino sobre la verdad, sobre el “amén” con el que cada uno se adhiere al Cuerpo de Cristo acogiendo a los demás”.

Felicito a los profesionales de la comunicación por su trabajo y su dedicación para crear una cultura de la información auténticamente humana, y os invito a todos a leer este mensaje sustancioso del papa Francisco para darnos cuenta de que “el auténtico camino de humanización va desde el individuo que percibe al otro como rival, hasta la persona que lo reconoce como compañero de viaje”.

Os saluda con afecto y bendice en el Señor,

+ Julián Barrio Barrio,
Arzobispo de Santiago de Compostela.