El arzobispo de Santiago presidió en la Catedral compostelana la Misa funeral por Benedicto XVI

  • La Catedral de Santiago de Compostela acogió hoy sábado 7 de enero el funeral por Benedicto XVI, fallecido este sábado, 31 de diciembre, en la Ciudad del Vaticano.

El arzobispo de Santiago de Compostela, mons. Julián Barrio, presidió la Santa Misa funeral por el Papa emérito Benedicto XVI, acompañado del obispo auxiliar mons. Francisco Prieto, del obispo emérito de Tanger, mons. Santiago Agrelo, así como de miembros del cabildo catedralicio, del clero diocesano y la vida consagrada, junto a fieles de toda la Archidiócesis.

En su homilía, el arzobispo hizo memoria del Papa Emérito Benedicto XVI: “La fidelidad al Señor, la gozosa adhesión a su divina voluntad y una profunda experiencia de fe han sido las características que han definido su existencia como gran intelectual y gran Pastor de la Iglesia”. Y añadió: “Buscó a Dios en si mismo y se buscó a si mismo en Dios. Nos habló de Dios y ahora habla a Dios de nosotros”.

Mons. Barrió destacó que Benedicto XVI fue un hombre de Dios a quien procuró agradar toda su vida: “hombre de la Iglesia a la que sirvió en la providencia de Dios y hombre de los hombres de los que siempre fue buen samaritano. Supo mirar lejos y en profundidad, descubriendo los grandes retos que planteaba el Espíritu en el espesor de la historia, afrontando situaciones complejas con una lectura creyente de la realidad. Proclamó que Dios no es un rival del hombre, que la religión no dificulta el desarrollo de los dones naturales y que la fe no lucha contra la razón”.

El prelado compostelano resaltó también su carismática y atractiva sencillez que inspiraba bondad, cercanía y calidez: “Hablaba al corazón sin perder fuerza su discurso teológico. Le oímos en Santiago hacer un discernimiento sobre los problemas que afectan a la Iglesia y a la sociedad, indicándonos que la fe en Jesucristo da sentido y profundidad a la vida del hombre. Estaba convencido de que rebajar las exigencias del Evangelio es rebajar al ser humano. Esto le dio fuerza para vivir la pasión por la verdad, siguiéndola y poniéndose a su servicio para dar esperanza a nuestro tiempo”.

Mons. Barrio recordó con agradecimiento la Visita Pastoral que hacía el Papa Benedicto XVI el 6 noviembre del 2010, Año Santo Compostelano: “La Iglesia en Santiago sabe del afecto y de la cercanía pastoral que Benedicto XVI tuvo y manifestó en su visita pastoral, dejándonos una reflexión serena sobre la peregrinación, Europa y el compromiso cristiano. El tiempo de la prueba en el Papa ha dado paso a la eternidad de la recompensa. Ahora sentimos la necesidad del corazón de agradecerle con nuestro afecto y oración el legado que nos ha dejado. Ante su muerte participamos del dolor compartido en los hijos de la Iglesia y en todas aquellas personas sensibles al testimonio de una vida con el testimonio de la verdad y el servicio en la caridad. Somos beneficiarios de su ministerio, de su trabajo y de su sacrificio. Nuestra gratitud y nuestra súplica pidiendo que el Buen Pastor le haya hecho ya partícipe de la gloria celestial”.