Monseñor Barrio recuerda que la Iglesia siempre “se ha sentido muy cercana” de las personas con discapacidad

  • Carta Pastoral del arzobispo, en la que dice que “las personas discapacitadas son ese libro humano en el que tantas cosas podemos aprender”

“El 6 de diciembre conmemoramos en la Diócesis el Día Internacional de las Personas con Discapacidad. La Iglesia siempre se ha sentido muy cercana a estas personas de las que tanto aprendemos y cuya dignidad hemos de subrayar siempre”. Así comienza la nueva Carta Pastoral de monseñor Julián Barrio dedicada a esta celebración bajo el lema “Contigo soy luz en el camino”. El arzobispo de Compostela indica que “esta jornada busca sensibilizar a la opinión pública sobre la condición de estas personas, apoyando su dignidad, sus derechos y bienestar, y trabajando para integrarlas en la comunidad civil y eclesial no como meros sujetos pasivos sino activos. Sería una pena no contar con sus dones y posibilidades”. En su texto, el arzobispo hace presente también su agradecimiento a todas aquellas personas que colaboran en esta tarea: “¡Cómo hemos de agradecer a las personas que cuidan a los más débiles, sobre todo en estas circunstancias de la pandemia,  a quienes hemos de hacer visibles en la vida de cada día!”.

En este Día diocesano de las personas con discapacidad, monseñor Julián Barrio recuerda la igual dignidad de toda persona humana, independientemente de sus capacidades, pues como decía San Juan Pablo II, “el grado de salud física  o mental no añade ni quita nada a la dignidad de la persona; más aún, el  sufrimiento puede darle derechos especiales en nuestra relación con ellas”.

El arzobispo indica que todo ello es “lo que se percibe cuando uno visita los centros o las casas donde viven estas personas. Son un faro de gratitud, de bondad y generosidad que nos lleva a entrar dentro de nosotros mismos, derrochando cariño y humanizando nuestra vida. Son luz en nuestro camino que ilumina esos espacios oscuros de nuestra vida fundamentada en la autosuficiencia”.

En la misma línea, monseñor Barrio explica que “cuando tanto se valora la fortaleza física de la persona y tanto se habla de transhumanismo, las personas discapacitadas son ese libro humano en el que tantas cosas podemos aprender. La familia donde se recibe la vida, los medios de comunicación y la Iglesia, portadora de verdadero humanismo, contribuyen a que la sociedad ayude a estas personas”.

“También en esta Navidad”, comenta el arzobispo, “se nos pide salir de nuestras cuevas en las que esperamos al Señor según nuestros planes, y acercarnos al establo de Belén para comprobar que Dios se nos muestra de manera imprevisible, arropándose en la sencillez, en la pobreza, en el desvalimiento y en la humildad. Su realismo humano es el referente de la autenticidad para el hombre.  El Señor se ha hecho contemporáneo de la vida de cada uno de nosotros, también en medio de esta pandemia y de nuestra fragilidad que nos desasosiegan y cuestionan”.

Monseñor Barrio invita a todos los diocesanos a manifestar “nuestra ternura” con estas personas, “utilizando nuestras manos y corazón para sentirnos cercanos a ellas y cuidarlas en todo momento”, para así ofrecer “un mensaje de esperanza a las personas con discapacidad que son luz en nuestro camino”.