- El arzobispo clausura las XX Jornadas de Teología del ITC dedicadas al mes misionero extraordinario convocado por el papa Francisco
- Conferencias de José María Calderón Castro, director nacional de Obras Misionales Pontificias en España y la misionera y escritora María Ángeles Martínez
El arzobispo de Santiago clausuró hoy las XX Jornadas de Teología organizadas por el Instituto Teológico Compostelano (ITC) dedicadas este año al mes misionero extraordinario, octubre, convocado por el papa Francisco. Monseñor Barrio señaló que la Iglesia “sigue necesitando hombres y mujeres que, en virtud de su bautismo, respondan generosamente a la llamada a salir de su propia casa, su propia familia, su propia patria, su propia lengua, su propia Iglesia local”, con la misión de llamar a la conversión, bautizar y ofrecer la salvación cristiana en el respeto de la libertad personal de cada uno, en diálogo con las culturas y las religiones de los pueblos donde son enviados. El arzobispo compostelano añadió que “en ningún lugar la misión que Jesús nos dio está limitada a especialistas, publicistas profesionales, teólogos, clérigos o miembros de comunidades religiosas. Ser misionero es la misión de Cristo para todos los bautizados. La misión no se limita a ciertos países (“no cristianos”), culturas y / o religiones. La misión es en cualquier momento, en cualquier lugar. Es la gran tarea transversal a menudo olvidada de todos los cristianos en todos los países y culturas”. En la jornada de hoy intervinieron, además, José María Calderón Castro, director nacional de Obras Misionales Pontificias en España y la misionera y escritora María Ángeles Martínez.
“Necesitamos convertirnos al gozo del evangelio”, manifestó monseñor Barrio en su intervención de cierre de las jornadas, “para guiar a otros a Jesús. Cuando nos hemos adaptado a pensar, actuar y sentirnos en una corriente humanista general, debemos hacer un esfuerzo decidido, para ‑como dice el papa Benedicto XVI‑ romper con la “mundanalidad del mundo”.
Para el arzobispo compostelano, “solo como “personas nuevas”, llenas del espíritu, tenemos un perfil misionero. Indudablemente debemos contar con que la partida deseada en la fe no es siempre una historia de éxito. Sin embargo, en el testimonio fiel y alegre de Jesús, el sufrimiento y la resistencia también irradian una belleza que tarde o temprano se vuelve fructífera. Para ello, contamos con la herramienta de la oración, en su modalidad de la “intercesión”, explicó.
“La misión”, dijo el arzobispo, “es una tarea ineludible”, en alusión a lo expresado por el pontífice en la convocatoria cuando afirma que todo bautizado “es una misión en sí mismo”. Monseñor Barrio recordó que Santa Teresita de Lisieux, la patrona de las misiones, “nunca salió de su convento” y que su vida confirmó la primacía de la gracia y el amor de Dios, en el seguimiento de Jesús, para anunciar la Buena Noticia.
Una tarea de toda la Iglesia
El director de Obras Nacionales Pontificas, José María Calderón, aludió en su ponencia a la necesidad de cada bautizado de convertirse personal, pastoral y eclesialmente a las necesidades de la evangelización en el momento actual. Para él, la misión ad gentes es el paradigma de toda acción eclesial, tanto para la vida personal de cada creyente como para la Iglesia universal. Además destacó que las iglesias particulares han de salir de sus rutinas y actuar con espíritu misionero desde los sacerdotes a los laicos, convirtiendo a las parroquias en centros evangelizadores.
José María Calderón indicó, igualmente, que la misión ad gentes también ha de ser guía para la vida consagrada y para la actividad de las asociaciones y los movimientos.
Por su parte, la escritora y misionera María Ángeles Martínez, aseguró que en la espiritualidad de la misión la centralidad es el misterio de la adhesión a Jesús de Nazaret. De ahí surge esa vocación al discipulado radical para predicar y construir el Reino de Dios. María Ángeles Martínez destacó, a la vez, el papel desempeñado por las mujeres en la misión, llenas de sabiduría y “tejedoras de esperanza profética”. Y recordó que en la Iglesia de hoy “es la hora de la mujer”, siguiendo el ejemplo de María para ser conscientes de su “mayoría de edad”.