Monseñor Barrio recuerda que nada hay verdaderamente humano que no “encuentre eco en el corazón de una vida contemplativa”

  • Carta Pastoral del arzobispo para la Jornada Pro Orantibus, que este año se celebra bajo el lema La vida contemplativa, cerca de Dios y del dolor del mundo

La Iglesia que peregrina en Santiago de Compostela se suma a la celebración de la Jornada Pro Orantibus, que este año se llevará a cabo bajo el lema La vida contemplativa, cerca de Dios y del dolor del mundo. Y lo hace singularmente con la Carta Pastoral que escribe el arzobispo compostelano, monseñor Julián Barrio, en la que recuerda que “por vocación, la vida consagrada contemplativa busca la “vida escondida con Cristo en Dios” (Col 3,3) como dice San Pablo. En la intimidad, en el silencio y en la soledad es donde se fragua lo profundo, lo verdadero”. El arzobispo manifiesta, a la vez, que este compromiso de quienes han elegido la vida contemplativa no supone ser ajenos a las realidades del mundo. “Nada hay verdaderamente humano”, explica monseñor Barrio, “que no encuentre eco en el corazón de una vida verdaderamente contemplativa”.

En esta jornada que se celebrará el próximo domingo 30 de mayo, solemnidad de la Santísima Trinidad, una vez cerrado el ciclo litúrgico del tiempo de Pascua, la Iglesia recuerda, a través de los obispos de la Comisión Episcopal para la Vida Consagrada, que “este es un año más, pero no un año cualquiera. Estamos atravesando una situación global que ha trastocado fuertemente nuestras vidas”. Por ello, subrayan la importancia de la vida contemplativa “que sufre cuando el mundo sufre porque su apartarse del mundo para buscar a Dios es una de las formas más bellas de acercarse a él a través de Él”.

En su Carta Pastoral, el arzobispo compostelano indica que “si amamos a Dios, abrazamos a sus criaturas que son expresión de su amor. No se entiende una espiritualidad de ojos abiertos que no abrace la creación entera”, al tiempo que destaca la solidaridad de los contemplativos con el dolor y la debilidad: “El hecho de que “la vida consagrada es una historia de amor apasionado por el Señor y por la humanidad” conlleva que, en la vida contemplativa, esa relación “no puede vivirse como repliegue” entre los muros del propio yo o de la propia comunidad, sino que se ha de vivir abrazando a toda la humanidad, “y en especial a aquella que sufre”, dice monseñor Barrio.

Es la manera, recuerda el arzobispo de Compostela de hacer presente ese deseo expresado por el papa Francisco al pedir “cercanía, proximidad, hacernos cargo de la realidad de los demás en actitud de profunda comprensión y solidaridad”.

Carta Pastoral de mons. Julián Barrio

30 de mayo: Jornada Pro Orantibus 2021