- El arzobispo presidió esta Nochebuena la Misa del Gallo
El arzobispo, monseñor Julián Barrio, presidió esta Nochebuena la Misa de Medianoche o del Gallo en la Iglesia Conventual de San Francisco en Santiago, a la que asistieron numerosas personas. “En esta Noche Santa”, dijo el arzobispo en su homilía, “sentimos hondamente la misericordia y el amor de Dios al contemplar al Niño Dios con los ojos de nuestro corazón. Adoramos la Palabra hecha carne. Sólo la adoración es la puerta para entrar en este misterio de la mano de María”. Monseñor Barrio felicitó la Navidad a todos los presentes en la Eucaristía e indicó que “con el Niño Dios todo se trastoca: los pobres son bienaventurados, los leprosos son curados, los ciegos ven, la vida brota en lo inesperado. “Sólo lo divino puede “salvar” al hombre, es decir, las dimensiones verdaderas y esenciales de la figura humana y de su destino”.
“Esta noche”, continuó el arzobispo, “percibimos también la oscuridad de las personas angustiadas en su propia posada donde no hay sitio para Dios. Es verdad que el amor de Dios por el hombre es tan grande que está dispuesto a entrar por el establo de la posada. “Su mensaje y su luz nos llaman a ponernos en camino, a salir de la cerrazón de nuestros deseos e intereses para ir al encuentro del Señor y adorarlo” (Benedicto XVI). ¡No tengamos miedo a que el Niño Dios nos vea!”, añadió monseñor Barrio.
El arzobispo invitó a todos a llevar “la luz del Portal de Belén a todos los hogares”.