Monseñor Barrio: “Vés a unha comunidade na que sentirás a necesidade de querela porque te sentirás fondamente querido”

  • Francisco José Prieto Fernández, nuevo obispo auxiliar de Compostela, encomienda su ministerio episcopal a Santiago y pide que  “pronto as pisadas dos peregrinos percorran os camiños que conducen ata a tumba apostólica”
  • El arzobispo presidió la consagración en la Catedral, en una solemne ceremonia con el aforo limitado por la pandemia

Monseñor Francisco José Prieto Fernández es desde hoy nuevo obispo auxiliar de Santiago de Compostela. En una solemne ceremonia celebrada en la Catedral, el arzobispo Julián Barrio, consagró obispo al sacerdote que hasta ahora era Vicario para la Nueva Evangelización en la Diócesis de Ourense. “Querido irmán Francisco José, vés a unha comunidade diocesana na que sentirás a necesidade de querela porque te sentirás fondamente querido por ela. Todos che desexamos un ministerio episcopal longo e cheo de froitos”, le dijo monseñor Barrio en su homilía al nuevo obispo auxiliar. El arzobispo señaló, además, que “el episcopado no es un honor, es una llamada a servir en vigilancia y fidelidad, sin cálculos ni condescendencias con uno mismo”. Por su parte, monseñor Francisco José Prieto en su alocución final, que fue una auténtica acción de gracias, manifestó que “aberta a Porta Santa do Ano Xubilar Compostelán, encomendo o ministerio episcopal ao que fun chamado para servirvos ao apóstolo Santiago, a quen lle pido que pronto as pisadas dos peregrinos percorran os camiños que conducen ata a tumba apostólica nesta Catedral e as pisadas da fe, celebrada e vivida, afonden no corazón e na vida dos fieis desta Arquidiocese”.

Al inicio de la ceremonia litúrgica, el Nuncio de Su Santidad, Bernardito Auza, saludó en nombre del Papa Francisco a quienes se encontraban en la Catedral y a los que seguían la Eucaristía a través de los medios de comunicación, haciendo alusión al amor y la misericordia de Dios, tan presentes en este tiempo pascual. “Sea éste el gesto y la palabra oportuna en su ministerio episcopal presidido por el lema que ha escogido Sequi Salvatorem participare est salutem, (“Seguir al Salvador es participar de la salvación”), le dijo el Nuncio al nuevo obispo auxiliar.

La solemne Eucaristía, en la que participaron numerosos prelados, entre ellos el cardenal Ricardo Blázquez, los obispos de Galicia, el administrador diocesano de Mondoñedo-Ferrol, así como sacerdotes de las diócesis de Ourense y Santiago, acogió a un número limitado de fieles por las restricciones de aforo debidas a la pandemia. Entre ellos, los familiares del nuevo obispo auxiliar, monseñor Francisco José Prieto Fernández.

Servir en fidelidad

“El Episcopado no es un honor, es una llamada a servir en vigilancia y fidelidad, sin cálculos ni condescendencias con uno mismo”, indicó en su homilía monseñor Barrio. En sus palabras, el arzobispo de Santiago aludió al papel del obispo como sucesor de los apóstoles y señaló que “más allá de las preocupaciones y dificultades inherentes al fiel trabajo cotidiano en la viña del Señor, ha de infundir esperanza en quienes, deslumbrados por oasis utópicos en medio de la  banalidad y desconcierto, y afligidos por las múltiples formas de pobreza, “contemplan a la Iglesia como monte de las Bienaventuranzas”, prestando atención a los que no pertenecen al único rebaño de Cristo, porque ellos también nos han sido confiados en el Señor”.

En la homilía de monseñor Barrio se señalaba también que “esto forma parte de la identidad del obispo. La lógica del Evangelio es la de la gratuidad, camino elegido por Cristo para salir al encuentro en la Iglesia misionera”. El arzobispo comentó además que “la herencia del Obispo ha de ser la santidad”.

Y en alusión al Año Santo, monseñor Barrio manifestó que “en este Año Jubilar la llegada del Obispo Auxiliar es también ocasión para reflexionar sobre el sentido de nuestra peregrinación en el camino de la conversión y sobre el reforzamiento de la eclesialidad en nuestra Diócesis. Dios siempre nos ofrece su gracia para afrontar cualquier reto”.

En su homilía aseguró, igualmente, que “toda iniciativa episcopal servirá á verdadeira renovación da Igrexa en tanto contribúa a mostrar o fascinante esplendor da auténtica luz que é Cristo mesmo”.

Una auténtica acción de gracias

Tras ser consagrado obispo por la oración y la imposición de las manos; después de la unción, la entrega de los Evangelios, la recepción del anillo episcopal; y tras la imposición de la mitra y la entrega del báculo como símbolos de su nueva misión, el ya obispo auxiliar pronunció al final de la ceremonia una alocución que se convirtió en una auténtica acción de gracias. Monseñor Francisco José Prieto tuvo palabras de agradecimiento para Dios, la Iglesia, su diócesis de origen, su nueva iglesia local, en la persona de monseñor Barrio, así como para el Santo Padre Francisco y para sus padres, su familia y todos cuantos habían contribuido a su formación sacerdotal.

“Agradecer”, aseguró monseñor Prieto, “es reconocer que todo me ha sido dado: el don de un ministerio que no es tarea ni oficio, sino entrega, ofrenda de la propia vida, servicio “sin tacha día y noche” (como dice la plegaria de ordenación) a Dios y a esta porción del Pueblo de Dios, un bello mosaico construido de muchos rostros y variados caminos, a la que he sido llamado a servir y acompañar”.

El nuevo obispo auxiliar no se olvidó de la situación provocada por la pandemia. “Mudou as nosas vidas e modo de relacionarnos, provocou dor e sufrimento en moitas persoas, familias e colectivos sociais, modificou o modo de celebrar e vivir a fe, xerou unha onda de solidariedade cos máis afectados, mostrou un esforzo notable e xeneroso do persoal sanitario, dos corpos e forzas de seguridade do Estado, das autoridades civís e sanitarias, de tantos homes e mulleres que, co seu traballo, fan posible que se manteñan os servizos esenciais na nosa sociedade”, indicó.

Y recordó el trabajo de “tantos sacerdotes, relixiosos e leigos que sodes o rostro visible e concreto dunha Igrexa en saída, con estilo  samaritano, cara aos nosos irmáns máis necesitados. Ante esta situación, como cristiáns, en palabras do Papa Francisco, camiñemos en esperanza polas sementes de ben que Deus segue derramando na humanidade e asumamos que, ante este reto e sempre, ninguén se salva só”.

Seguir al Salvador

En las palabras que pronunció el Nuncio al inicio de la ceremonia se aludía al nombramiento del obispo auxiliar. Monseñor Auza recordó que “el Santo Padre, como expresa en su Bula, teniendo en cuenta el bien de las almas, ha querido proporcionar paternalmente a Vuestra Excelencia, Sr. Arzobispo, la colaboración de un Obispo Auxiliar en vista de la justa y celosa solicitud que le ha presentado”. Y añadió que “Su Santidad, seguro de proporcionarle un apoyo en el gobierno de esta Archidiócesis, rica por su historia y los frutos espirituales que ha dado a la Iglesia hasta hoy, ha nombrado a Mons. Francisco José Prieto Fernández, apreciando en él las valoradas cualidades de preparación y veraz cercanía a los sacerdotes y a los fieles. Que sea muy enhorabuena, Sr. Arzobispo. Mi más cordial felicitación y augurios de una muy provechosa colaboración”.

Al dirigirse al nuevo obispo auxiliar, el Nuncio indicó: “Querido Mons. Francisco José Prieto Fernández, al felicitarle en estos emotivos momentos, le expreso mis mejores deseos en el ejercicio del ministerio episcopal, exhortándole a una colaboración “en unidad de propósitos y en armonía de empeño” (Apostolorum successores, 70) con el Sr. Arzobispo, prestándole gustoso una ayuda, no sólo sincera y leal, sino también creativa y eficaz”.

El lema episcopal elegido por el nuevo obispo auxiliar es Sequi Salvatorem participare est salutem,  y está tomado de San Ireneo de Lyon (Contra los herejes IV, 14, 1): “Seguir al Salvador es participar de la salvación”. Monseñor Francisco José Prieto Fernández nació  en  Ourense  el  18  de  agosto  de  1968.  Cursó  estudios  eclesiásticos en el Instituto Teológico “Divino Maestro” de Ourense, centro afiliado a la Facultad de Teología de la Universidad Pontificia de Salamanca (1986-1992) y fue ordenado sacerdote el 26 de junio de 1993. Es licenciado en Teología Patrística por la Facultad de Teología de la Universidad Gregoriana de Roma (1992-1994) y doctor en Teología  Bíblica  por  la  Facultad  de  Teología  de  la  Universidad  Pontificia de Salamanca (2008). Su  ministerio  pastoral  lo  ha  desarrollado  en  la  diócesis  de  Ourense. Ha sido capellán del monasterio de San José (Clarisas) (desde 2004) y vicario episcopal para la Nueva Evangelización de Ourense (desde 2012).