¿Qué hacemos?

Seguro que muchos de vosotros, amigos que visitáis la página de nuestro -vuestro- seminario, os habéis preguntado alguna vez cómo es la vida de un seminarista. Pues bien, he aquí la respuesta.

Nuestro día comienza temprano, pues a las 07:45 am nos reunimos ya todos en la Capilla para dar los buenos días al Señor, rezar la oración de Laudes y, cuando hay alguna actividad por la tarde que nos impida tener la Misa, también celebrar la Eucaristía a primera hora de la mañana. Los Laudes son parte de la Liturgia de las Horas, un conjunto de oraciones que todos los sacerdotes, consagrados, religiosas, laicos comprometidos, etc… y como no, los seminaristas, rezamos al menos dos veces al día: al levantarnos y al caer la tarde. Es pues, un momento de unidad, de alabar juntos a Dios nuestro Padre, de quien proceden todas las alegrías y quien da sentido a nuestras vidas.

Después de este rato de oración comunitaria, a las 08:30 vamos a desayunar, lo cual hacemos sin prisas pero sin pausas, porque a las 09:00 comienzan las clases.

Nosotros tenemos la suerte de que nuestra Universidad se encuentra en el mismo edificio donde está el Seminario. Asi que solo tenemos que bajar al claustro y ya estamos en el Instituto Teológico Compostelano. En cuanto a los estudios, para ser sacerdote  se nos pide que estudiemos un grado, como los grados de una universidad cualquiera, pero en nuestro caso en Teología. Consta de dos cursos iniciales filosóficos y los tres siguientes ya propiamente teológicos. Cinco años pues a los que algunos suman después otros dos correspondientes al Bienio en Teología Fundamental. Cada día tenemos 5 horas de clases, con un descanso en medio.

A las 13:50 terminan las clases y nos vamos todos de nuevo a la Capilla, para rezar la Hora Intermedia, una oración breve, de unos 10 minutos, después de lo cual toca reponer fuerzas en el comedor.

La comida es siempre un momento distendido, en el que a veces nos acompañan otros sacerdotes o profesores y en el que ocasionalmente celebramos alguna festividad o cumpleaños de alguno de nosotros, por lo que la sobremesa se alarga un poco de manera agradable tomando un cafetín.

De 15:00 a 16:00 hay tiempo libre. Los hay que duermen una pequeña siesta, otros aprovechan para ver las noticias o leer la prensa,  salir a dar un paseo por Santiago, conectarse a Internet, etc..

A las 16:00 comienza el estudio personal, cada uno en su habitación. Aunque hay quien prefiere ir a la biblioteca y así poder consultar libros y otros recursos. Por lo general el estudio personal dura hasta las 20:00 lo que ocurre es que durante la tarde siempre tenemos alguna actividad extra: formación humana, Lectio Divina, música, clases de guitarra o de idiomas, canto, deporte, adoración del Santísimo, etc… A media tarde quien lo desea puede ir al comedor a merendar.

A las 20:00 si no ha habido Misa por la mañana tenemos las Vísperas (otro de los rezos de la Liturgia de las Horas) y la Eucaristía. Periódicamente tenemos también celebración penitencial, Exposición prolongada del Santísimo Sacramento, etc… Este es uno de los momentos más importantes del día para un seminarista: el de encontrarse con Jesús, que por nosotros murió y resucitó, por amor a cada uno, y que se hace presente en el Altar para congregarnos a todos en torno suyo.

A las 21:00 llega el momento de la cena, en el que mientras cenamos compartimos todas las vivencias del día y vamos terminando la jornada. Después de esto, quien lo desee puede rezar el Rosario, hermosa devoción a la Virgen, nuestra Madre celestial, o bien ir a jugar un rato al ping-pong o al futbolín, ver un rato la televisión o salir a dar un paseo por el casco histórico de Santiago.

A las 23:00 todos debemos estar en nuestras habitaciones para poder descansar bien, pues al día siguiente comenzará una nueva jornada de la apasionante vida de seminarista.

Como habéis podido observar, nuestra vida no se diferencia mucho de la que podáis tener cada uno de vosotros, solo que la nuestra gira en torno al Señor, que nos llamó para estar aquí, para convivir juntos en la casa de las vocaciones, el semillero de la fe: el Seminario.

Durante los fines de semana solemos tener alguna actividad extra como por ejemplo cursillos de catequesis, jornadas vocacionales, retiros espirituales de una mañana con nuestro Director Espiritual, visita a exposiciones temporales, tiempo libre, etc… El sábado después de comer cada uno vamos a lo que llamamos la Pastoral, es decir, a la parroquia que se nos haya asignado para ayudar al cura párroco, dar catequesis y a conocer la realidad pastoral de nuestra Iglesia diocesana, a la que un día, con la gracia de Dios y vuestras oraciones serviremos un día como sacerdotes.

Los puentes y las vacaciones de Navidad, Semana Santa y verano, por supuesto… ¡nos vamos a casa! a disfrutar de la compañía de nuestras familias y amigos, a los que vemos con menos frecuancia de la que nos gustaría pero a quienes tenemos siempre presentes.

Pero quizás lo que más podamos deciros para que os imaginéis como es la vida de un seminarista mayor y animaros a que os acerquéis hasta aquí si sentís la llamada del Señor es que es como la de cualquier otra familia, una familia numerosa y, generalmente, bien avenida. Nuestra casa es un poquito más grande que de costumbre (¡todo un monasterio!) pero al que consideramos nuestro hogar, nuestros problemas pues son iguales que los que podáis tener vosotros, y nuestro mayor gozo es haber sido llamados por Cristo, que nos ama con locura y al que cada día, con nuestro esfuerzo, alegrías, sinsabores, ilusión, procuramos responder configurándonos con Él, servidores de la Humanidad y portadores de Esperanza.