La Diócesis de Santiago de Compostela en la Asamblea Sinodal de la Conferencia Episcopal Española

El sábado 4 de mayo tuvo lugar la Asamblea sinodal de la Conferencia Episcopal Española, un encuentro dentro del proceso sinodal al que está convocada la Iglesia universal, y en el que participó la diócesis de Santiago de Compostela.

El coordinador del equipo sinodal de la CEE, mons. Vicente Jiménez, incidió en que el itinerario sinodal, en la línea del aggiornamiento del Concilio Vaticano II, es un don y una tarea, y antes que una estrategia pastoral, debe ser un encuentro con el Señor peregrino.
Por videoconferencia pudimos escuchar al subsecretario del Sínodo de los obispos, mons. Luis Marín, quien recordó que estamos ante un proceso de renovación que se inicia desde abajo y que hemos sido llamados a ser cauce de la voluntad de Dios. Quiso incidir en que el proceso sinodal se orienta a evangelizar, a testimoniar a Cristo en la sociedad de hoy, por lo que dio ánimos para dar pasos hacia una Iglesia sinodal con valentía.

El núcleo fundamental de la Asamblea fue la presentación del documento de trabajo Hacia octubre 2024 que realizaron Dolores García y Olalla Rodríguez, miembros del equipo sinodal de la CEE, fruto de las aportaciones de 54 diócesis y 20 realidades eclesiales.
En cuanto a las prioridades que presenta el Informe de síntesis, se compartieron las siguientes:

  • La iniciación cristiana y el primer anuncio deben complementarse y renovarse, y el anuncio es tarea se todos los miembros de la comunidad.
  • Los pobres deben estar en el centro de la Iglesia, deben ser los protagonistas y sujetos de su historia de fe y salvación.
  • La presencia activa de la mujer en todos los ámbitos de la vida de la Iglesia, ocasión para ofrecer un rostro adecuado de Dios.
  • La Iglesia es misión y es para todos, cada bautizado tiene un rol insustituible

La necesidad de construir comunidades abiertas y con capacidad de acogida, que lleva a estar atentos a la realidad que nos rodea, con gran apertura de mente y corazón
En cuanto a iniciativas concretas para poner en práctica la sinodalidad, se resaltó, a nivel parroquial, que haya equipos bien formados de acogida, escucha y acompañamiento, y potenciar y renovar los consejos parroquiales para trabajar con estilo participativo.

A nivel diocesano se coincidía en crear espacios de formación conjunta para laicos, vida consagrada y sacerdotes, la institución de ministerios laicales y que el consejo pastoral tenga diversidad de dimensiones: informativa, de consulta, deliberativa y de decisión.
A nivel nacional se resaltó la revisión y cuidado del lenguaje en la comunicación de la Iglesia así como la mayor formación y difusión de la Doctrina Social de la Iglesia.

Por lo que respecta a los órganos de participación, más que nuevas estructuras porque conviene poner el foco en la renovación eclesial y personal, se insiste en que funcionen las que hay, por ejemplo que se genere un dinamismo para afrontar los temas fundamentales y no solo cuestiones organizativas, o que sean deliberativos. O que se creen equipos pastorales en arciprestazgos y unidades pastorales, fomentando la cultura del trabajo en equipo.

Después del descanso, Miguel Ángel González, sacerdote de Coria-Cáceres compartió su experiencia tras participar en el Encuentro sinodal de párrocos en Roma. Convivieron 195 párrocos de 99 países, trabajando con el método de la conversación en el Espíritu y haciendo propuestas para el próximo Instrumentum Laboris. Miguel Ángel manifestó la necesidad de generar espacios en las diócesis para poner en común la vida y hacer experiencia de fraternidad sacerdotal.

Posteriormente se presentó la experiencia del Sínodo digital por parte de Xiskya Valladares. El trabajo de escucha y discernimiento de 244 “misioneros digitales” llegó a 115 países y más de 110.000 personas, de las que el 30% son bautizadas no practicantes. Fue significativo que el 95% de las aportaciones coincidió con el primer Instrumentum Laboris del Sínodo.

Al final de la mañana hubo un tiempo para compartir resonancias del documento de trabajo. Las intervenciones giraron en torno a:

  • la necesidad de que las parroquias sean comunidades acogedoras
  • el cambio de la conciencia de laicas y laicos de “colaboradores del presbítero” a “corresponsables en la misión de la Iglesia”
  • la falta de empuje en el proceso sinodal
  • cómo aterrizar la corresponsabilidad y los procesos de discernimiento en las realidades eclesiales

Finalizó la Asamblea con una eucaristía presidida por el presidente de la CEE, mons. Luis Arguello, quien destacó que la Iglesia es sínodo y al mismo tiempo misterio, de ahí la centralidad del bautismo, por el que somos incorporados a la comunidad cristiana y tenemos una misión, y de la eucaristía, donde reponemos las fuerzas para seguir caminando juntos.

Alfredo Losada